Ferrari 250 GTO , algo más que un coche bonito.

250 GTO cuando la funcionalidad se torna arte
El 250 GTO, apodado «el oso hormiguero» por su largo y bajo capó que se extendía hasta los aerodinámicos faros de plexiglás y la prominente parrilla delantera, era ante todo un diseño funcional.
Si bien hemos de saber que hablar de el Ferrari 250 GTO es hacerlo de arte. Esto no es una opinión cualquiera, pues así lo dictaminó legalmente el Tribunal de Bolonia en 2019.
El 250 GTO es oficialmente una obra de arte, quedando prohibida a cualquier empresa crear réplicas de la icónica pieza de diseño industrial de Maranello.
GTO son las siglas de Gran Turismo Omologata, o Gran Turismo Homologado, un guiño a que el 250 GTO nació de los requisitos de homologación para la categoría de automovilismo de Gran Turismo Grupo 3 de la FIA.

Nacido para competir
El Ferrari 250 GTO fue creado para batir al AC Cobra, al Jaguar E-type y a varios Aston Martin en la pista, lo cual requería de una carrocería más eficiente aerodinámicamente.
No se trataba de un proyecto sencillo. El predecesor del GTO fue el 250 GT «SWB» (de batalla corta), que debutó a finales de 1959 y cosechó importantes éxitos en el mundo del motor, pero a medida que se intensificaba la competición, Ferrari necesitaba dar un paso adelante.
Y lo hizo a lo grande con el GTO. Evolucionando los fundamentos de la ingeniería y el diseño del SWB, el 250 GTO incorporaba un motor Colombo V12 montado en la parte delantera con 250 centímetros cúbicos por cilindro, una carrocería Berlinetta biplaza y un chasis tubular ligero.
El motor V12 de 3.0 litros se ajustó y se montó más bajo y más atrás en la carrocería para mejorar la maniobrabilidad.
El chasis empleaba tubos de menor diámetro para ahorrar peso y la nueva carrocería de aluminio se deslizaba más fácilmente por el aire.
Los prototipos de fábrica se diseñaron a partir de los modelos 250 GT «SWB» existentes.
El morro del GTO se suavizó con una parrilla y tres rejillas de refrigeración extraíbles en forma de D alineadas con los faros delanteros.
En cuanto al paso de rueda trasero se rediseñó para que fluyera con más elegancia hacia la rápida cola Kamm que rodeaba las luces traseras.
Se trataba de cambios relativamente sutiles, pero que dieron lugar a un diseño más curvilíneo y estéticamente más agradable, además de aerodinámicamente eficaz en pista.

En el interior, el GTO de producción seguía siendo un modelo sin florituras, en el que el ahorro de peso estaba a la orden del día: asientos individuales de tela, sin alfombrillas ni revestimiento del techo, una palanca de cambios metálica a la vista que se convertiría en un distintivo de Ferrari y ni siquiera un velocímetro.
Gracias a sus 300 CV de potencia, 282 km/h de velocidad máxima y 880 kg sin fluidos (mejoras considerables de 20 CV, 7 mph y 60 kg respecto al 250 GT SWB), el 250 GTO fue competitivo de inmediato y ganó la categoría de más de 2.0 litros en el Campeonato Internacional de Constructores de GT de la FIA durante tres años consecutivos, en 1962, 1962 y 1964.
Sólo existen 36 Ferrari 250 GTO
Sólo se fabricaron 36 ejemplares entre 1962 y 1964, todos ellos homologados para circular por carretera. Todos existen todavía y se encuentran entre los coches de colección más codiciados y valiosos jamás creados.
Sin embargo, no todos los GTO son idénticos. Los 33 primeros modelos de la Serie 1 presentaban tres rejillas de ventilación en forma de D sobre la parrilla delantera y dos rejillas de ventilación en forma de branquia de tiburón detrás de las ruedas delanteras, mientras que en 1964 se fabricaron tres modelos de la Serie 2, que perdieron las rejillas de ventilación del morro pero ganaron una rejilla adicional detrás de las ruedas delanteras.
Algunos coches de la Serie I también fueron recarrozados con carrocerías de la Serie 2, mientras que otros fueron modificados.
Aunque se trata de propuestas muy diferentes, no dejan de ser todas ellas verdaderas obras de arte.
Ferrari 250 GTO precio
Si te has enamorado de esta joya, cosa muy probable, y se te está pensando por la cabeza comprar uno tendrás que tener una economía muy saneada, pues se trata del coche de mayor precio.
La última transacción fue una venta privada del piloto alemán Christian Glaesel al magnate estadounidense de los recambios David MacNeil, pagándose un precio de casi 60 millones de euros.
Este importe se debe al ilustre historial automovilístico del coche en cuestión junto con el hecho de que nunca haya tenido un accidente.
Cabe destacar que antes de esta venta el coche más caro del mundo era igualmente un Ferrari 250 GTO, cuyo precio en se realizó entre dos particulares
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